Es de conocimiento público mundial que Estados Unidos es uno de los países más avanzados tecnológicamente desde hace muchos años.
También suele reconocerse a este país como uno de los máximos interesados en el cuidado de la estética. Por estos motivos no es extraño encontrarse con que en suelo americano hayan aparecido los primeros tipos de carillas dentales, con que el gran uso actual de las carillas sea una moda “made in USA”.
¿Cómo surgieron las carillas?
La aparición de las carillas tuvo lugar en EEUU en la década de 1930. Específicamente, comenzaron a utilizarse en Hollywood para mejorar la apariencia de los actores que participaban en las películas.
Estas carillas, en ese momento, se caracterizaron por ser de porcelana y removibles. De esta manera, los actores lucían sonrisas perfectas en pleno rodaje al poder ponerse y sacarse estas finísimas láminas con total facilidad en el mismo día de filmación.
Como, por esos años, no se había desarrollado una técnica que permitiera una adhesión duradera de dichas carillas, este procedimiento no fue considerado un tratamiento habitual en el mundo odontológico.
Sin embargo, esta situación cambió en 1955 de la mano de Michael Buonocore, quien creó los rellenos blancos de resina y la técnica de grabado del esmalte. Como consecuencia de ello, la técnica realizada por el odontólogo de colocar carillas en los dientes en forma permanente se convirtió en una práctica cotidiana.
¿En qué consiste la colocación de una carilla?
Antes de colocarse una carilla, el dentista profesional se encargará de controlar minuciosamente que el paciente no presente ningún tipo de problema dental previo en sus dientes que impida su colocación.
De encontrarse algún inconveniente, será el mismo odontólogo quien se encargue de decidir entre solucionar el problema para poder continuar con el tratamiento o directamente no llevarlo adelante, en caso que lo crea conveniente.
Una vez que se comprueba que el paciente es apto para la colocación de carillas, el dentista estético, dependiendo el tipo de carilla que se elija, puede desgastar unos milímetros del esmalte de los dientes a intervenirse. De esta manera, se desgastará los dientes entre 0.3 y 0.5 mm para que las láminas encajen adecuadamente en la dentadura.
A continuación, en caso de que las carillas sean de porcelana, se procederá a hacer moldes de los dientes para poder diseñar las láminas en un laboratorio. Finalmente se procederá a colocarlos en forma permanente por medio de un material altamente adhesivo de cemento.
Puede suceder también que las carillas sean de composite. En este panorama, el dentista no tendrá que realizar moldes en un laboratorio y podrá realizar el procedimiento a mano alzada directamente en la misma boca del paciente.
Una vez que las carillas se amoldan perfectamente a los dientes, el procedimiento habrá concluido y, de esta manera, el paciente podrá lucir una sonrisa saludable y atractiva por mucho tiempo.
¿Son costosas las carillas?
Dependiendo el tipo de carilla que se elija, si ésta es de porcelana o de composite, su valor podrá variar. Esto se debe a que las láminas de porcelana, por su material, la técnica y el nivel de capacitación requeridos, suelen ser más caras que las de composite.
Las carillas de porcelana cuestan alrededor de 3000 pesos argentinos; las de composite, 1000 pesos argentinos.
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