La enfermedad coronaria se ha consolidado, según la Organización Panamericana de la Salud y el INDEC como la primera causa de fallecimientos en la población adulta en la Argentina, con un total aproximado de 96.000 muertes al año (45 %).
Los principales factores de riesgo de la enfermedad coronaria son: el cigarrillo, la hipertensión arterial, el colesterol elevado, el sedentarismo, la diabetes, el estrés y el sobrepeso. Además, hay otros factores no modificables, como la herencia, la edad avanzada y el sexo masculino.
Las personas con varios factores a controlar tienen un nivel de riesgo especialmente elevado (por eíecto de potenciación), que crece aún más en el caso de quienes ya han padecido alguna dolencia cardíaca o vascular.
Estos factores de riesgo son la causa directa de la enfermedad, y su control adecuado y sostenido en el tiempo logran reducir en forma clara y efectiva el riesgo de que la enfermedad cardiovascular se presente y se repita.
La modificación de estos factores es particularmente importante en aquellas personas que ya han padecido alguna dolencia cardiovascular. Para citar un ejemplo: si un paciente continúa fumando a pesar de tener un problema cardiovascular establecido, eleva su riesgo de presentar un nuevo evento coronario, en alrededor de 4 a 5 veces si es varón, y de 7 a 8 veces si es mujer.
El impacto de realizar un programa de rehabilitación cardiovascular es crucial, ya que se estima que el riesgo a morir o de padecer un nuevo infarto disminuye en un 25%. Pero muchas veces la continuidad de estos tratamientos por parte de la persona se ve interrumpida por la falta de constancia, contención y asistencia.
El control de los factores de riesgo exige esfuerzo y voluntad por parte de las personas y cuando se realiza en forma independiente, tiene menos posibilidades de éxito a largo plazo que cuando se lleva a cabo en el marco de un Programa de Prevención Asistido y Guiado por profesionales que asesoran y contienen a quienes deben llevar adelante esta difícil tarea.
Aun en programas de rehabilitación cardiovascular convencionales, el agregado de tareas educativas, talleres, contención familiar, ha demostrado una mejoría en los resultados.
Según un estudio realizado en la Argentina por el Instituto Cardiovascular de Buenos Aires (ICBA) entre 590 pacientes, de los cuales 290 siguieron un programa de rehabilitación convencional y 300 la realizaron en el marco de un programa que incorporaba estrategias educativas, soporte a familiares y objetivación de mejorías logradas, se demostró que, al cabo de 6 meses, sólo el 32% del grupo de rehabilitación convencional logró alcanzar el cambio de hábito que se había propuesto, mientras que un 80% del grupo que participó del programa con estrategias especiales, de prevención y contención, logró el cambio con éxito.
La gravedad del problema queda clara si se considera que aproximadamente un 50% de las personas que implementan programas de prevención por su cuenta, lo abandonan antes del año.
En ese marco es que el ICBA presenta la Clínica de Prevención, con un concepto integral para reducir y controlar los factores de riesgo coronario ofreciendo 8 programas específicos y personalizados que se ajustan a las necesidades puntuales de cada individuo.