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Salud

Para que la piel recupere la frescura de la primavera


Las virtudes cosméticas de los alfa-hidroxiácidos no son un descubrimiento reciente. Muchos siglos atrás, Cleopatra tomaba baños de leche agria —ácido láctico— y las francesas, más tarde, se zambullían en vino —que contiene pirúvico y tartárico— para mejorar el aspecto de la piel.


Y las abuelas recomendaban máscaras con azúcar y jugo de limón —glicólico y cítrico— para lucir un cutis luminoso. Hoy la industria cosmetológica reproduce en forma de geles, cremas y lociones lo que la naturaleza brindó siempre, promoviendo óptimos resultados estéticos y a corto plazo.



El ácido glicólico, en particular, demostró ser eficaz en el tratamiento del acné, las manchas, el fotoenvejecimiento, e incluso en la celulitis y las estrías, porque entre sus muchas acciones esta sustancia abre las puertas de la dermis para que otros principios activos penetren con mayor facilidad.


Aunque presente en casi todas las líneas de cosmética, su concentración suele ser baja, entre 3 y 6% y con un pH de 4.5 similar al de la piel, que es de 5.5.


Preparados de esta manera cumplen una excelente función humectante sin resultar agresivos, pero sus efectos son más limitados si lo que se persigue es un resultado específico, como borrar manchas solares y de acné o suavizar las arrugas gestuales.


Los productos de venta libre deberían contener más de un 8% de ácido glicólico y un pH de 3.8 para alcanzar estos objetivos. Por eso se recurre a los tratamientos específicos, que consisten en aplicar gradualmente cremas o emulsiones, según el caso, que contienen ácido glicólico en pequeñas concentraciones hasta acostumbrar a la piel y prepararla para el peeling que se realiza en el consultorio, con control médico y el uso de la sustancia concentrada en un 70 y 80% con un pH de 2.5 —mayor acidez—.


Su efecto es la disolución del "cemento" que mantiene unidas a las células muertas que forman la capa córnea. Al afinarse ésta se engrosa la dermis y se estimulan la división celular, la producción de colágeno, que da mayor hidratación, la de reticulina, que tensa, y la de elastina, que le devuelve elasticidad.


La piel recupera transparencia, luminosidad y tersura. En manos de profesionales capacitados, estos tratamientos pueden implementarse en adolescentes con problemas de acné, ya que no presenta contraindicaciones.


Si se proyecta usar los productos por cuenta propia durante la primavera y el verano es recomendable aplicarlos antes de acostarse, para que actúen durante la noche. Evitarlos de día.


Si bien el glicólico no es fotosensible, es decir, que no reacciona frente a la exposición solar, conviene acompañarlo con un buen filtro solar, factor 20 es el ideal, ya que, al borrarse la capa córnea, la piel queda más expuesta a irritación y quemaduras solares.


Estudios recientes indican que el uso habitual de esta sustancia aumenta la capacidad de asimilar los efectos positivos del sol y se broncea mejor, al tiempo que normaliza las funciones hidratantes y nutritivas, propias de una piel revitalizada.



La información contenida en este artículo tiene una función meramente informativa. Ante cualquier duda consulte a su médico o terapeuta.
Fuente: MADE IN WEB

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