La meningitis puede tener muchas causas, pero en todos los casos hay que actuar rápidamente. Ganar tiempo es la premisa fundamental para esta enfermedad que afecta a todas las edades de la vida, aunque con más frecuencia lo hace con los chicos.
La meningitis bacteriana producida por el meningococo es la más común, con predominancia en los meses de invierno y casos aislados durante todo el año. La bacteriana producida por el haemophylus se presente durante todo el año, aunque se encuentra más controlada debido a la vacunación. Este tipo de meningitis ataca más frecuentemente a los lactantes y menores de 2 años.
La meningitis puede ser mortal, o dejar graves secuelas neurológicas en un chico, ya que se trata de una infección que compromete directamenteel tronco encefálico y los cordones nerviosos.
Los primeros síntomas son, en el lactante: irritabilidad, rechazo del alimento, inquietud, quejidos o llantos intensos, debido a que la meningitis causa dolor.
Luego del primer año de vida, ya el chiquito manifiesta fotofobia (rechazo a la luz), vómitos, se toma la cabeza, no quiere dormir — o no podemos despertarlo - ni comer. La fiebre suele ser alta. Ante una mínima sospecha de que sea meningitis, ya sea por la presencia de algunas manchitas en la piel o sólo por precaución, la mamá no debe dar antibióticos.
La meningitis requiere diagnóstico médico para dar el antibiótico indicado, en la dosis adecuada. Si se da cualquier antibiótico, la infección se enmascara, sigue su curso y las secuelas son las de peor pronóstico.
La escuela sigue siendo el lugar típico de contagio de las meningitis más comunes. Cuando un nene se enferma, la mamá debe avisar al colegio para ganar tiempo en la profilaxis, si bien hay una red sanitaria que notifica al centro de salud de la zona, con la identificación del agente infeccioso.
Pero para que un chico haya podido contagiarse debe haber estado en contacto con el enfermo un mínimo de cuatro horas diarias los últimos cuatro días, lusto antes de que se manifestara la enfermedad. Si esto es así, debe recibir profilaxis lo mismo que los familiares convivientes. Pero no es necesario cerrar el colegio, ni el natatorio, ni hacer grandes desinfecciones.
Un grupo de riesgo que se tiene poco en cuenta son los adolescentes. Ellos frecuentan grandes aglomeraciones, se exponen a cambios bruscos de temperatura, comen y duermen mal. Todo eso perjudica enormemente sus defensas y en época de brotes deben ser observados.
A ellos también les conviene la vacuna contra meningococo, lo mismo que a los chicos mayores de un año. en adelante.
El haemophylus se combate mediante la vacuna especifica, o con la cuádruple, que es la triple más la de haemophylus. Se da a los 2,4, 6 y 18 meses de edad.
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