Una de las -tantas- leyendas sobre el origen del Día de los Enamorados se remonta al lejano Imperio Romano, cuando el emperador Claudio II ordenó a sus ciudadanos adorar a doce dioses y prohibió, bajo amenaza de muerte, los compromisos y casamientos (vedando el amor -creía-, podría reclutar más soldados para la guerra). Un sacerdote llamado Valentín decidió desoír las advertencias del tirano y mantenerse fiel a sus creencias.
Cada noche, seguido de una verdadera procesión de enamorados, se retiraba a una colina y bendecía a las parejas que deseaban sellar su compromiso frente a Dios. Pero la amorosa empresa duró poco. La persecución de los cristianos por aquellos días era feroz y el cura pronto fue descubierto, encerrado en prisión y luego decapitado, el 14 de febrero del año 270. Otra versión agrega un capítulo a la historia del "santo del amor". Señala que Valentín no era sacerdote sino un devoto practicante, lo cual le valió, de todos modos, una condena a muerte. Y que en la cárcel ayudó a la hija ciega de un carcelero, a la cual terminó enamorando y convirtiendo al catolicismo. Pero la tradición de celebrar el amor es, en realidad, anterior al nacimiento de Cristo. En Roma, el 14 de febrero era feriado en honor a Juno, la diosa protectora de las mujeres y el matrimonio. Y el 15 empezaba la fiesta de Lupercalia, dedicada a Pan, el dios de la fertilidad.
Por la diversidad de teorías que pretenden explicarlo, el origen de esta celebración sigue siendo un misterio. Pero poco importa. El hecho es que, desde la Edad Media, los amantes se intercambian cartas el 14 de febrero (en aquel entonces se creía que era el día que las aves elegían para aparearse). La costumbre de los regalos llegó mucho después, en 1848, cuando la inglesa Esther Howland contrató a una docena de mujeres para fabricar cajas coloradas, con formas de corazón, a las cuales llenó de bombones y regaló a parientes y amigos. Desde entonces, el Día de los Enamorados se convirtió en la oleada de postales y presentes que lo caracteriza por estos días. En varios países, es una de las celebraciones más importantes del año. En la Argentina (aunque los casamientos han llegado a aumentar un 20% el 14 de febrero) empezamos a celebrar esta fiesta foránea desde hace muy poco tiempo.
Globalización mediante, San Valentín, Halloween y otros días festivos pisaron suelo patrio con fines más comerciales que amorosos. De todos modos, bien vale la pena soltar algunos mimos, obsequios, besos, risas y mensajes para rendir culto al amor en estos tiempos de cólera.
Fuente: Revista Viva - Georgina Elustondo Link
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