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Salud

Todo lo que hay que saber para actuar rapido ante un ataque cardiaco


Cuando el corazón no recibe la cantidad necesaria de sangre debido a una obstrucción en las arterias coronarias, se produce un ataque cardíaco. Su gravedad depende de que el bloqueo sea parcial o total. En cualquier caso, resulta fundamental hacer circular la sangre hasta que el corazón pueda hacerlo por sí mismo. Y la mejor forma de hacerlo es oprimir el corazón hasta que se logre que el músculo cardíaco empiece a bombear de nuevo.

Pero este método (compresión cardíaca externa) debe aplicarse solamente cuando, después de tomar el pulso de la víctima en el cuello, estemos seguros de que su corazón ha dejado de latir. Para aplicarlo, presionaremos la pared torácica sobre el corazón para que éste a su vez se comprima contra la parte posterior del tórax. De esta forma se logra que se mantenga artificialmente la acción de bombeo del corazón.

La angina de pecho se caracteriza por un repentino dolor, intenso y continuo, en el pecho. Comienza en el centro del tórax y puede irradiarse a los hombros y parte superior de los brazos, llegando a producir hormigueo en los dedos.
Ante un caso así, lo primero es hacer descansar a la víctima en la posición que le resulte más cómoda. La mayoría de las veces la mejor postura es la de sentado, ya que facilita la respiración y el flujo sanguíneo. Después, se debe aflojar la ropa de la víctima y solicitar asistencia médica.

En todo momento debe mantenerse la calma y tranquilizarla, observando su pulso y respiración. Si está inconsciente y el corazón se ha parado, aplicar inmediatamente la compresión cardiaca externa. Los síntomas que acompañan, generalmente, a un ataque cardíaco grave son: dolor torácico intenso y repentino, sudoración, pulso débil y acelerado, respiración artificial y rápida, pérdida de conciencia. En algunos casos el latido cardíaco y la respiración pueden llegar a detenerse. Si es así, hay que solicitar ayuda médica y actuar con rapidez. Si no se dispone de ayuda, tumbar a la víctima en el suelo, boca arriba; arrodillarse a la altura de su hombro izquierdo y combinar la compresión cardíaca extema con la respiración boca a boca, de la siguiente manera: presionar repetidamente sobre el tórax (las manos deben ubicarse sobre el centro del esternón del enfermo; las palmas de las manos se colocarán hacia abajo, con la mano más fuerte del individuo que realiza esta labor bajo la otra, sobre el corazón), a un ritmo algo superior al de una vez por segundo, durante 10 segundos. Después dirigirse a la boca de la víctima e insuflarle aire en los pulmones dos veces y volver de nuevo al tórax.

Resulta fundamental mantener la calma, ya que así nuestra propia respiración será más regular y nos cansaremos menos. Si la víctima es un bebé o niño pequeño, se debe oprimir el tórax sólo con dos dedos y a un ritmo de 100 veces por minuto, procurando hacerlo con especial cuidado y precaución, ya que el tórax y los pulmones son muy delicados en edades tempranas.

La información contenida en este articulo tiene una función meramente informativa. Ante cualquier duda consulte a su medico o terapeuta .
Fuente: Semanario
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