La práctica de la risa estimula la producción de endorfinas, hace que los intercambios respiratorios se multipliquen por cuatro, que los • movimientos abdominales faciliten la digestión, evita el estreñimiento, actúa sobre el hígado y mejora la eliminación de bilis, además de estimular el bazo.
La risa, según el profesor de la Universidad de Stanford, William F. Fri, estimula el sistema cardiovascular, mejora la presión arterial y relaja la tensión. El buen humor, en síntesis, prolonga la vida, por eso la carcajada es capaz de generar cambios en los estados anímicos que influyen en el organismo y, por lo tanto, ayuda a aliviar ciertas dolencias y a prevenir otras.
Si el humor históricamente ha sido un modo de dar cauce a todo lo prohibido —el sexo o la política—, la carcajada es un gesto liberador,no sólo en lo psicológico sino en lo físico. Se ha comprobado que en los enfermos de sida o de cáncer su resistencia es mayor cuanto mejor es su estado anímico. Por estas razones hay un hospital en Canadá, en la ciudad de Ottawa, donde atienden a los aquejados de cáncer con sesiones de "risoterapia", en un servicio específico destinado a tal fin. Los especialistas han podido comprobar allí que una risa a tiempo es un buen medicamento, capaz de renovar la energía del enfermo y estimularlo ante su dolencia.
Hay hasta 180 tipos de risa, desde la irónica o la tímida hasta la sana o la ridicula, aunque parece que la contagiosa es la que mejores bondades curativas posee.
Alertados por los altos niveles de apatía y ausentismo laboral y el consiguiente descenso de la productividad, algunos empresarios estadounidenses v iaüoneses han incorporado la "risoterapia" a sus empresas. A través de altavoces, se cuentan chistes e historias que intentan provocar unos quince minutos de risa cada noventa minutos para que el ánimo del operario no decaiga.
En cuanto a los sexos parece ser que la mujer es más propensa a ver la vida de "color de risa". Un estudio en Francia revela que el 30 por ciento de las francesas se ríe a carcajadas dos o tres veces al día, mientras que los varones, que practican este ejercicio, no llegan a un 22 por ciento.
Habrá que ver cómo se toma esta terapia en nuestro país y hasta dónde el tradicional sentido del humor de los argentinos es capaz de bajar los índices de enfermedad. Sólo es cuestión de poner en práctica algunos de los métodos aplicados con éxito en el resto del mundo para tener una vida más saludable.
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Fuente: Semanario