unque lo hemos explicado varias veces, no viene mal reiterarlo: son los microbios los que, instalados en su fábrica -científicamente llamada placa microbiana— y adosada a los dientes, utilizan los glúcidos o hidratos de carbono para producir un ácido destructor: las caries.
Pero aquí no queda la cosa. Esos alimentos pueden transformarse en sustancias cada vez más simples hasta convertirse en el arma mortal para el calcio dentario, el corrosivo ácido. Hay toda una escala de sustancias por las cuales se puede descender hasta la glucosa, la más sencilla de convertir en penetrante ácido. No es lo mismo el complicado almidón que el sencillo azúcar; aunque, a ia larga, todo giúcido que se ingiere va a parar a la glucosa. Entonces, lo que yo debo hacer es explicarte cómo cuidarse para no favorecer a esos intrusos microscópicos que quieren destruir su dentadura.
Fuera de las vitaminas y los minerales, los tres grupos básicos de alimentos son las proteínas, las grasas y los glúcidos. Estos son los que nos interesan, no porque engorden que no es mi tema, sino porque las harinas, los almidones, los azúcares conducen a las caries. Sus residuos actúan de diferente manera porque no todos son iguales. De esto pueden surgir algunas reglas para una alimentación anticaries.
Primera regla. Si, como dije, importa lo que queda en la boca, no lo que sigue viaje, resurta evidente que cuanto más líquida es la comida —una gaseosa, por ejemplo— menos caries producirá. Cuanto más sólida, más restos en los dientes, más caries. La conclusión no es que hay que alimentarse sólo con bebidas, sino aprender a vivir con el enemigo y a cuidarse de él.
Segunda regia. Los residuos que quedan en la boca son más dañinos cuanto más sencillo es el glúcido que contiene esa comida. Restos de puré de papas (almidón) son menos dañinos que restos de masitas (azúcar).
Tercera regla. Los alimentos conducentes a caries son más perjudiciales cuanto más tiempo se mantienen en la boca. Diez bombones juntos son menos nocivos que cinco a lo largo del día, o que cinco pastillas con azúcar.
¿Por qué? Porque la boca, con la saliva y ia acción de la lengua, los labios y las mejillas, lava los dientes. Si el ataque fuera uno soto en el día. una sola vez actuará el azúcar. Si tos ataques son muchos, más veces habrá azúcar y ácidos en la boca.
Ultima regla, pero de oro: si usted limpia muy bien los dientes, eliminará los residuos cariantes y la placa microbiana o fábrica de residuos. Haga relucir sus dientes y no desoíga los consejos de su dentista de cabecera.
La información contenida en este articulo tiene una función meramente informativa.
Ante cualquier duda consulte a su medico o terapeuta .
Fuente: Mia - Dr Horacio Martínez Link
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