Tener sarro es uno de los problemas dentales más vergonzosos que se pueden tener. Esto se debe a que la boca, la sonrisa en particular, tiene una exposición y una importancia que difícilmente otras partes del cuerpo humano presenten. No es de extrañar entonces que mucha gente que padece esta dificultad desee que no existan los espejos o, incluso, las personas. Más recomendable sería, en su lugar, anhelar saber controlar el sarro que tanto mal hace a la salud de la dentadura.
¿Qué es el sarro?
El sarro es el depósito que se forma cuando la placa bacteriana se endurece y se adhiere con firmeza en la dentadura. Este sarro comúnmente es fácil de distinguir por su color amarillo o marrón en los dientes de la persona.
El grado de acumulación de sarro es muy diferente en cada persona. Por lo general, para la mayoría, estos depósitos se forman de forma más rápida con el correr de los años.
¿Cómo controlar el sarro?
La aparición de sarro en la dentadura es un problema dental que se origina cuando no se remueve adecuadamente la acumulación de placa bacteriana entre los dientes y encías. Por este motivo, es posible encontrar dos medios por los cuales controlar el sarro en los dientes.
La base del cuidado de la salud de los dientes en general es el minucioso control dental personal que tenga una persona.
Esta higiene dental, por otro lado, debe ser minuciosa. Se deben lavar todos los dientes, pasándose reiteradas veces el cepillo a lo largo y ancho de la dentadura. Además, un buen lavado no sólo incluirá la acción sobre los dientes sino que también en toda la lengua y las encías. A su vez, es preciso que este lavado sea suave para que no se dañe la boca en general.
Si bien el control personal de la salud de la boca es la acción fundamental para prevenir la aparición de sarro, es preciso también complementarla con visitas periódicas al consultorio odontológico.
El dentista profesional, en la consulta, se encargará de realizar una revisión a la dentadura, para verificar que no exista sarro o placa bacteriana, y una limpieza dental que contribuya prevenirlas.
Por lo general, los odontólogos suelen recomendar que se visite el consultorio para este tipo de control dos veces al año.